lunes, 30 de septiembre de 2013

Rimember

De niño solía llevar el coche de mi hermana al ir a la playa. Cuando mi hermana no pasaba el año, el coche -teniendo yo diez- me era una carga infernal.

A medida que crecía mi hermana el coche se hacía menos pesado cuesta arriba hacia la casa de veraneo; a medida que pasaba en mí el tiempo se acrecentaba la duda de si es que el coche se hacía más ligero al yo tener más fuerza o por la costumbre. Resolví, hoy por hoy, que la constancia no tiene que ver ni con destreza ni ejercitación, sino que con costumbre.
¿No os gusta mi irónica sonrisa? Es una lástima, pues no hay expresión facial alguna que exprese mi amargura, la amargura que he cosechado de La Vida.
Y la volá de la vida no es nada más que la necesidad egocéntrica que crea la razón en el "ser" humano para hacerle creer que puede tener conciencia de su existencia en sus pre y post estadios ¿Qué nos queda? Que la razón hace conocer; luego, miente. Se revela su mentira, y se mueve con angustia. Ese mismo es el infierno, el momento en que te das cuenta de la mentira que te crea la razón; la invalidez de tener conciencia fuera de lo carnal. Es más, darse cuenta de que no se puede "estar fuera", pues estar implica ser, y fuera del sistema nervioso no se puede ser. Por esto mismo es que los animales diferentes del hombre mueren en paz, pues no saben más que momentáneamente lo instintivo. No tienen de qué darse cuenta ni, mucho menos, arrepentirse. Solo podrá morir así un hombre tal que no se arrepienta de nada de lo que su experiencia sensible le haya otorgado, pues todo lo demás no es más que una mentira "consensuada y validada".

Saber-lo.
Razonando-lo.

.-.-

De ser un águila de aquellas con nido en lo alto de una montaña cuya cima se encontrara siempre con nubes, al descender para cazar, me quedaría tendido en la hiedra de la explanada.
¿Y qué sentido hay?
¿Qué sentido hay en venir a pestañear, dormir un tercio de ese pestañeo y, el resto, hacer como si fuésemos a nunca volver a cerrar los ojos mediante la trascendencia familiar? Uno simplemente muere y no vive ni en la memoria colectiva, ni en el hijo ni en el amor: uno viene al mundo a seguir con el absurdo intentando enmascararlo para luego morir sin siquiera poder recordar lo hecho y, más aún, enmascaramos aquello y nos seguimos mintiendo a fin de alimentar el ego que nos pide sacrificios con tal de madurarlo y hacerle creer que su obra la podrá apreciar durante toda la eternidad y, mejor aún, que podrá vivir para vanaglorearse con quienes disfruten de ellas... ¡Tal como el Dios hebreo y su creación! ¡QUÉ LOCURA!

El Callejero

Chaqueta en mano, lentes de Meiggs, la barba de dos días (o de una Schick doble hoja) y el perfume pirata que emula al agua brava y se combina con su bravo sudor. Desde mi asiento distingo ese olorcito típico a doragua. Olores. Su chaqueta se abre y su manga descubre la llave de entrada a la micro; luz roja o verde: qué más da; el plástico ya lo tiene adentro. Se ve obligado a rayar más de alguna pintura para obtener un puesto que le permita entretener la vista: Una ventana, un marco que muestra una película en movimiento, de la cual él se ajena para dar un momentáneo salto entre un punto y otro del filme. Sí, es parte de la película, mas también es conciente de que puede acceder a la micro como si fuese un control remoto. Ese es su espacio; allí mismo existe. La escatología de su ignorado ser se expresa al salirse de aquella película, contemplándola y, si él gusta, modificar su vuelta; postergarla, pues ya se ha trazado en la mente su camino. Sabe que no importa cuántos desvíos tome o cuánto tiempo se detenga en los vicios del camino. Sabe que, con pensarlo simplemente, ya llegará, y solo basta que él lo quiera así. No le importa cómo va el IPSA, el Euro ni siquiera quién es quién en el conflicto egipcio. No vive de logaritmos, células ni alófonos, menos del torque. A él le basta saber que el hielo es lo mejor para una piscola y lo peor para la pilsen. A él le interesa llegar a casa; a él le interesa tener plata pa'paliar la olla, el techo y el agua y que le sobre para autocomplacerse por cumplir con el deber que le tocó, pues sabe bien que nadie más que él mismo lo puede idolatrar. Se lo merece por tanto partirse el lomo. Ante el tormento de la vida y la imposibilidad de explicárselo, lo más sencillo y efectivo es entregarse a las voluptuosidades; a dilatar sus sentidos para que recapten más de la cuenta, a fin de que aquella embriaguez perdure un poquito más que el momento. Volver. Reiniciar. Co-menzar de nuevo. La añoranza de ese oasis urbano en donde es rey, amo y señor lo mueve para que él mueva sus hilos y deje que todo calce para que, así, su vuelta al no-espacio sea imperceptible. Titiritero. Acabad ya con el tiempo, se lanza al vacío del no-lugar, del ocio... del momento.

lunes, 19 de agosto de 2013

Sempiterno

Confío en mi mano
más que en cualquier otra máquina.
Nada condensa más claramente la ensalada
que tengo en el cráneo que
Ella.
Y, si bien el cuerpo está hecho
              dicen que dicen
para recibir y responder
     a ciertos estímulos (o a todos)
la de los cinco es tan cortez y caballera
        (más que su ex, la lengua)
que no deja rastro alguno
de los delitos que comente, pues,
siendo sinceros,
no hay ninja, tanto del de los japoneses
como el del metano,
que sea tan cauteloso para mentir y matar.
Mata por la vista,
         el tacto
               y el gusto por su sonido
                               y denso olor.

No hay quién que la detenga (Es una mentirosa*)
Enamora y desespera;
apasiona y desagrada,
puesto que su gris jefe aún no comprende que no se le es permitido comprender más que lo que él (o sus colegas de otras empresas) inventan. Está desesperada por intentar explicar y dar a conocer su nuevo descubrimiento que no es más que un parche inventado por su jefe a raíz de lo que sus consultores logísticos a terreno le comentan.

                  La mano
                    inventa que inventa;
             miente que miente...
                                                       Y nunca sabe
                                                       bien qué decir.

  Y siempre se miente a ella misma
  para créersela y renovarse en sus
                                Mentiras.

  Pues    No     Existe     La      Verdad

                                     La      Pura

                                     La      Tonta

  Y, por lo tanto, la invento: Miento y
                                                    Miento,


   Que algo
             Queda;

   ¿O es que hay mentiras más
                         verdaderas que estas?  (Topo)

 Ya no sé qué quiere el jefe                                       (la verdad
 Y, aunque suene cruel, me encanta                           es que nunca lo
            Sedarlo                                                         he sabido: Nació
 pues, así, con mis compañeros                                 discapacitado y, por
 nos pegamos un requetebuén chipe-libre.                  caridad, con los de
 (a veces, eso sí, siento que se hace el leso,                logística le hacemos
 porque igual se acuerda aunque nosotros no;            creer en que sus delirios
 de hecho, siempre se acuerda, aunque nosotros        los vive).
 seamos quienes lo vivimos.
 Quizás, y solo en volá,
 podríamos ser un gran equipo de
       no ser
 por la excesiva pereza del gallo este).
                    ↑↓
             [¿o cansancio?]
Si nos diera más fianza, quizás le
  mentiríamos menos [si es que se descubre que
nosotros somos quienes blasfemamos en contra del
viejo oscuro y arrugado ese.] Al final igual da
                                     Lo mismo:
                                Simplemente
                                Cumplo
                                mi
                                función
                                de
                                No
                                 Pensar.

      Que él haga el trabajito ese. ¿No le gustaba
ser jefe, acaso? Que siga tranquilo en su volaíta, no más.

        Nosotros     cumplimos
                órdenes  (En teoría**)

 No se mienta; no se excuse
 Mire que hasta respirando está eligiendo lo mismo.
 Hágale caso a quienes no sabemos
   sino más que tener siestas
       entre cada borrachera.
                            (no se preocupe, el
                            jefe corre con los gastos).
       ¿Doble milagro? Pens... Creí que ya se había dado
                                                                           Cuenta, oiga.
 ____________________________________________________________________
*Malvada y peligrosa; yo no la puedo controlar.
** Palabra culiá que nos pegó Míster C.